domingo, 22 de diciembre de 2013

La Confianza como valor competitivo

(Artículo personal) 

LGA-Dec´2013.- Cómo escribir algo, que alguno no sepa, ¡retador verdad! porque si menciono que el cambio es constante, que todo cambia, que la modalidad organizativa ha evolucionado, que la esencia de las relaciones ya no son las mismas. Todo esto, absolutamente todo esto, lo saben o lo sabrán algunos. La diferencia estriba en la apuesta por hacerles ver cómo la modalidad organizativa ha cambiado con respecto a las relaciones.  

Apostamos, como enunció Echeverría hace algunos años, sobre la necesidad de una nueva emocionalidad dentro de las organizaciones; este autor hace énfasis en sus escritos sobre este tema y ya para principios de siglo manifestaba que la confianza sería elemento clave para la empresa del futuro.

Esta emocionalidad es la confianza. Su importancia es destacada reiteradamente por el actual debate empresarial. Que hace permanentes referencias a ella. La confianza es una emocionalidad clave del nuevo modo de hacer empresa. Con confianza el trabajador se abre al aprendizaje, se atreve a innovar, acepta cometer errores y confrontar sus ignorancias y competencias. (Echeverría, 2003, p. 91)
Es entonces, como se puede partir desde esta emocionalidad abstracta como clave importante para las organizaciones de nuestros días. Debido, en primer lugar, a la fuerza de acción que ésta imprime; si confiamos en lo que hace una persona y sus competencias, podemos esperar lo mejor de ésta, porque da rienda suelta a su potencial, tanto a la innovación como a la creatividad, entre otras cosas. Por el contrario, cuando desconfiamos de la persona y de sus capacidades, trabajará con temor, y muy probablemente tendrá miedo recurrente de que su desempeño estará percibido de forma negativa.

La confianza disolvente del miedo

Si la confianza tiene el efecto de disolver el miedo, de permitirnos mirar hacia el futuro con una dosis mayor de optimismo, de reducir la incertidumbre y disminuir la complejidad, podemos reconocer que la confianza se transforma en requisito fundamental para actuar. El miedo y la desconfianza muchas veces inhiben, congelan, paralizan, inmovilizan. La confianza nos lanza hacia adelante, nos pone en movimiento. (Echeverría, 2003, p.118).
Qué persona u organización no quiere ir hacia adelante; no obstante, muchos se preguntarán cómo lograrlo, porque  probablemente conocerán la concepción de confianza, pero ¿cómo generar la confianza?; lo primero que hay que saber es que la confianza requiere tiempo, nadie confía en otro, en segundos, algunos hasta deben esperar diferentes circunstancias. O´Connor (2004), al hablar de confianza refiere que esta se construye a lo largo del tiempo. Además, afirma que la confianza se genera partiendo de uno mismo, al conocerse uno mismo. Mientras más autoconocimiento tengamos, podemos acercarnos a los conocimientos de los demás y aceptarlos tales como se presenten, sin juicios ni creencias que se interpongan.

Por otra parte, las relaciones se dan a través de la comunicación, por lo que se hace relevante tocar este término. Chiavenato (2009), entre sus aspectos para una comunicación efectiva, advierte entre algunos de ellos: acompañamiento, escuchar bien, simplificación del lenguaje y fomentar la confianza.

Toda relación tiene cierto grado de confianza. Heidegger nos regaló el principio sobre que las relaciones sociales se basan en un cierto grado de confianza, sino colapsan y se desintegran. Es por esto que se debería considerar la confianza como parte de una modalidad de gestión organizativa; si queremos generar el más alto nivel de integridad, capacidad, creatividad, innovación y cambio, la organización debe basar sus relaciones en la confianza. En la actualidad, “el jefe no puede simplemente mandar y controlar”, como lo expresa Echeverría (2003, p. 106).

En este punto, pregúntate ¿mi equipo de trabajo me tiene confianza?, ¿qué grado de confianza les tengo a mi equipo de trabajo?, o ¿qué tanta confianza generó en mis compañeros de trabajo?...

Estás y tantas otras preguntas que pueden surgir acerca de la confianza. La opción que se da desde este punto de vista es sensibilizar a los líderes, gerentes y jefes, sobre la confianza  como valor competitivo frente a otros equipos de trabajo, u organizaciones. Porque mientras se estimule el desarrollo de la persona, y se confíe en sus competencias y habilidades, se estará apostando por una buena relación que trae consecuencias motivadoras y resultados de cambio, en comparación cuando no se tiene un equipo integrado y se desconfía en las competencias de las personas que lo integran, se estará arrojando al equipo a una inercia laboral, traduciéndose en una organización obsoleta que no aprovecha su recurso más valioso…

Sin miedo y con confianza en nosotros mismos y en nuestro equipo de trabajo, estaremos moviéndonos a la transformación. Al utilizar la confianza como valor competitivo estaremos promoviendo  a las personas a acciones transformadoras:

“La confianza resulta ser, por lo tanto, el gran motor de la acción y muy particularmente del potencial transformador de los seres humanos”. (Echeverría, 2003, p.120).

Fuentes:
Chiavenato, I. (2009). Comportamiento Organizacional: la dinámica del éxito en las organizaciones (2da ed). México: Mc Graw Hill.
Echeverría, R. (2003). La empresa emergente. La confianza y los desafíos de la transformación. Buenos Aires: Granica.
O´Connor, J. y Lages, A. (2004). Coaching con PNL: guía práctica para obtener lo mejor de ti mismo y de los demás. Buenos Aires: Urano.