Hoy
lunes, 17 de febrero, amaneció Venezuela con un movimiento telúrico. Siendo noticia
un sismo de magnitud 4.8, registrado a las 05:11 de la mañana, que se sintió en
varias localidades de los estados Táchira, Mérida y Zulia, según informó la
Fundación Venezolana de Investiga ciones Sismológicas (Funvisis).
Desde
el 12 de febrero hemos visto manifestaciones de estudiantes en distintas partes
del país, también se han visto heridos, lamentablemente fallecidos, presos,
disturbios, instituciones afectadas, basura quemada, bombas lacrimógenas,
piedras lanzadas, grupos vandálicos armados, palabras con sentidos otras con
profundo sentimientos y todo esto aquí, en la Venezuela que todos queremos y
que hoy amanece con profundo movimiento.
Una
vez me tocó leer sobre negociación, para un trabajo universitario, específicamente
el texto Sí… ¡de acuerdo! cómo negociar
sin ceder de Fisher, Ury y Patton (2003). Recuerdo, y en la búsqueda de los
apuntes pude confirmar, que no se debe negociar con base en las posiciones, también
es vital separar las personas del problema, tener foco en los intereses,
encontrar soluciones de mutuo beneficio y, muy importante, que sea desde
criterios objetivos.
¡Sencillo!,
No lo creo, al menos no tratándose de negociar entre opositores y Gobierno. Pero
comencemos por comprender esta teoría: la negociación es entendida, por estos
autores, como “medio básico para lograr
lo que queremos de otros. Es una comunicación de doble vía para llegar a un
acuerdo cuando usted y otra persona comparten algunos intereses en común, pero
que también tienen algunos intereses opuestos”. (Fisher, Ury y Patton, 2003, p. XVII).
Ahora
bien, en este contexto venezolano los intereses en común están en boga de todos,
como de un lado como del otro, al menos no de aquellos que tenga intereses
personales; estos intereses comunes serían: seguridad, salud, justicia, educación
trabajo, abastecimiento, respeto a los derechos, entendimiento, seguridad,
seguridad, seguridad… y continuamos.
Los
opuestos: aquí más que opuestos serían personales, debido a que al nombrar alguno
sería reivindicar algo personal, sino juzguen por los ejemplos siguientes: “no
regresarán” o “la lucha es de todos”. Con ello no sé busca resolver el
conflicto, sólo el manifiesto de un interés fuera del contexto sensato y
eficiente que se necesita para lograr una solución.
¿Cómo
pudiese proponerse de manera sensata un interés opuesto? Por ejemplo: mi
interés es que si salgo a manifestar pacíficamente no deba preocuparme por mi
seguridad e integridad, menos enfrentar a grupos armados; mi interés es que durante
las manifestaciones no dañen las instalaciones de las instituciones públicas;
mi interés es que nos escuchen sin represión; mi interés es que no afecten a
los demás usuarios. Así sucesivamente: son intereses que plantea cada uno por
su lado, algunos serán opuestos en todo sentido, otros no tanto, pero
representan a cada una de las partes. Sin basarse en las posiciones.
“Cuanto mayor atención se presta a las
posiciones, menor atención se dedica a satisfacer los intereses y
preocupaciones subyacentes de las partes”.
Aquí no se está hablando de los intereses
de los estudiantes, ellos están en representación de una sociedad que quiere, exige,
respuestas y cambio. Por lo que la base no es fijarse en la posición de los
estudiantes, sino en los intereses que ellos están representando. Entiéndase,
no buscan negociar educación solamente, colocan en la mesa de negociación
intereses comunes, para todos, como, reitero: seguridad, justicia,
abastecimiento…(Fisher et al, 2003, p. 5).
Tampoco,
se debe mezclar las personas con el problema. No hay razón sobre la represión a
los estudiantes. Ellos no son el problema pero si vienen en representación de
las vicisitudes que se están viviendo actualmente. Separar a los estudiantes
del problema. La solución es llegar a enfrentar de manera contundente a la
inseguridad, por ejemplo. Los policías en busca de los delincuentes no detrás
de los estudiantes.
“Una de
las habilidades más importantes que pueda poseer un negociador es la habilidad
para apreciar la situación como la aprecia la otra parte, por difícil que ello
sea”. La habilidad que tendrá que tener el Gobierno, más que su contrario,
es comprender la realidad desde el otro punto de vista, no cerrarse a una única
visión, por el contrario comprender la opinión de muchos venezolanos sobre lo
que está pasando. Primero no personalizar el problema, segundo indagar en la
solución desde el otro punto de vista, es una alternativa. (Fisher et al, 2003,
p. 28).
Tener
a la vista los intereses que beneficien a ambos, esto se pudiese conseguir
analizando las posiciones y encontrando los intereses. Siendo el caso: el oficialismo
está en el Gobierno, como mandatarios, la oposición representa a la sociedad
venezolana, ambos intereses deberán corresponder a todos los venezolanos. No es llevar consigna
de no regresar al poder o te vas porque yo lo digo. Aquí el interés de ambos
debe ser las políticas públicas, el cambio, que mejoren la situación en la que
vivimos, en todos los ámbitos y dirigidas a todos los venezolanos, decididas
por todos nuestros intereses.
Ser
conscientes que esto debe ser un interés de todos, sólo falta buscar la manera de
cómo conciliar esto en una solución. Solución, ahora, que debe representar
mutuos beneficios. Un beneficio mutuo pudiese entenderse cómo aquel que logré
mermar la situación y no aquel que dispare a otros problemas, como más muertes
o “desobediencia civil”, por ejemplo. Mucho menos tener soluciones de
enfrentamiento de voluntades: Ustedes marcharan, nosotros tendremos una
concentración en el mismo lugar. Ofrecer una solución por enfrentamiento de
voluntades no será, en lo absoluto, un camino a la solución.
Por
último, la solución debe estar bajo un criterio objetivo, que vendría siendo el
paso más difícil de aceptar. Debido a que pudiese entenderse que ambas partes aceptasen
el buscar la solución con base a los intereses y no en las posiciones. No obstante,
para nadie es un criterio la polarización que se vive en este país, en el que
tener que definir una solución sobre criterio objetivo, será aún cuesta arriba,
porque los razonamientos de objetividad sólo se van a dar bajo un contexto de
diálogo o cambio planificado.
“En una situación compleja, la invención
creativa es una absoluta necesidad. En cualquier negociación puede abrir las
puertas y producir una gama de posibles acuerdos que sean satisfactorios para
ambas partes”. Entiendo que no sé está
hablando de una organización, y que los problemas de un país, están por encima
de solucionarlos creativamente, lo que se quiere con este apartado es lograr el
entendimiento de ambas partes. (Fisher et al, 2003, p. 93).
“La comprensión sobre cómo piensa la
otra parte no es simplemente una actividad útil que le ayudará a usted a solucionar
un problema. Su manera de pensar es el problema”, por ello, debemos conciliar un contexto de entendimiento
y que el problema ya no sea nuestra forma de pensar, de que sí somos opositores o chavistas. La solución
radicará en comprender que aunque pensemos distinto la solución debe basarse en
los intereses de todos: cambio, seguridad, justicia, abastecimiento… (Fisher et al, 2003, p. 27).
No olvide que:
“La
conciliación de los intereses y no de las posiciones es efectiva por dos
razones: primera, porque existieron generalmente varias posiciones que podrían
satisfacer un interés. La conciliación de los intereses también es efectiva
porque tras las posiciones opuestas hay también muchos otros intereses, además
de los que puedan oponerse”. (Fisher et al, 2003,
p. 49).
“Sin comunicación no hay negociación”. (Fisher et al, 2003, p. 39).
“La necesidad de escuchar es evidente, y
sin embargo es difícil escuchar bien, sobre todo bajo la presión de una
negociación. Escuchar le permite a usted comprender sus percepciones, sentir
sus emociones, y oír lo que tratan de decir”.
(Fisher et al, 2003, p. 41).
“El problema básico en una negociación no es el conflicto entre
posiciones, sino el conflicto entre las necesidades, deseos, preocupaciones y
temores de las partes. Su posición es
algo que usted decidió. Lo que impulsó a decidir son sus intereses”. (Fisher et al, 2003, p. 48).
“Procure que las emociones se hagan
explícitas y reconózcalas como legítimas. Discuta con las personas de la otra
parte sobre sus emociones. Hacerlas explícitas y la de otros y enfocar la
discusión hacia ellos, no solamente resalta la seriedad del problema, sino que
también hará que las negociaciones sean menos reactivas y más pro- activas”. (Fisher et al, 2003, p. 37).
Además,
recuerde que:
Todos somos parte de la solución (Estudiantes - Venezolanos - Gobierno)
La manera de negociar puede ser también
un problema (Marcha, concentración)
Basar el conflicto en una lucha de
voluntades atrasará la solución (NO
es ser chavista u opositor, es exigir los derechos y necesidades que tenemos
como venezolanos; la seguridad e ir contra la escasez, la inflación, etc.).
Debemos aclarar lo que queremos lograr
de la otra parte (¿Qué se busca? Promover
un cambio, la renuncia, ser escuchados, mesa de
diálogo. Aclarar el interés de lo qué se quiere obtener de la otra parte).
¡Lo que se hace actualmente que sea parte
de la negociación como medio básico para lograr lo que queremos!
“A menudo los negociadores terminan como los famosos niños que peleaban por una naranja. Después de haberse puesto de acuerdo en dividir la naranja por la mitad, el primer niño se comió la fruta y botó la corteza, mientras que el otro botó la fruta y usó la corteza para hacer torta”. (Fisher et al, 2003, p. 67). Concibiendo esta analogía, Pregúntate ¿Qué parte de la naranja quieres? la mitad de la naranja como oposición y la otra mitad para los chavistas, sin resolver nada; o la fruta para solventar la seguridad, el abastecimiento, etc. y dar soluciones a la inflación, corrupción, impunidad, escasez; o la corteza, para sólo resolver un borde de todos los problemas.
Fuente: Fischer, R., Ury, W. y Patton, B. (2003). Sí... ¡de acuerdo! Cómo negociar sin ceder. Colombia: Grupo Editorial Norma.
“A menudo los negociadores terminan como los famosos niños que peleaban por una naranja. Después de haberse puesto de acuerdo en dividir la naranja por la mitad, el primer niño se comió la fruta y botó la corteza, mientras que el otro botó la fruta y usó la corteza para hacer torta”. (Fisher et al, 2003, p. 67). Concibiendo esta analogía, Pregúntate ¿Qué parte de la naranja quieres? la mitad de la naranja como oposición y la otra mitad para los chavistas, sin resolver nada; o la fruta para solventar la seguridad, el abastecimiento, etc. y dar soluciones a la inflación, corrupción, impunidad, escasez; o la corteza, para sólo resolver un borde de todos los problemas.
Fuente: Fischer, R., Ury, W. y Patton, B. (2003). Sí... ¡de acuerdo! Cómo negociar sin ceder. Colombia: Grupo Editorial Norma.