“Cuando sepamos quiénes somos y por qué obramos como lo
hacemos, podemos empezar a comprender nuestro verdadero yo, mejorar nuestra
personalidad, y aprender cómo llevarnos bien con los demás” (Littauer, 1993,
p.13)
Conocer sobre
los temperamentos te permite cambiar el tipo de observador que eres, y lo mejor
es tener la oportunidad de cambiar el tipo de observador en el que nos hemos convertido
porque no existe una única realidad ni una única forma de ser. Lo cierto es que
cada persona tiene su propia realidad y nos complementamos cuando apoyamos
otras realidades, es decir, cuando asumimos o compartimos la realidad que
queremos, pero qué pasa cuando no compartirnos el mismo temperamento.
Lo mismo ocurre
con los temperamentos, no existe un único temperamento, comprender sus
características y lo que encierran cada uno de ellos te aliviará y te ayudará a conocer
a los demás, incluso es un principio para entenderte más a ti mismo, con el
propósito de mejorar cualquier actitud que te esté perjudicando.
“Conocer los
temperamentos es el primer paso hacia entender a las personas. Si no podemos
ver las diferencias innatas en otras personas y aceptarlas tal cual son,
pensaremos que todos los que no son como nosotros son algo raro” (Littauer,
1993, p.73)
Florence
Littauer (1993, p. 180), en su texto Enriquezca
su personalidad describe cuatro tipos de temperamentos: los sanguíneos,
melancólicos, coléricos y flemáticos. Cada uno de ellos describe tanto el
carácter, como nuestro tipo de respuesta y hasta nuestra forma de actuar. Un
ejemplo sería que las personas del tipo colérico tienden a tomar decisiones más
rápidas y se desempeñan mejor cuando tienen liderazgo, por el control y la
autoridad que los representa. A continuación un resumen de algunas de las
características que describen cada temperamento:
ü Los
sanguíneos son mejores:
en su manera de
tratar entusiastamente a otras personas.
en expresar sus
pensamientos con entusiasmo.
en tomar
posiciones que atraigan la atención de otros.
ü Los
melancólicos son mejores:
en poner atención
en detalles y pensar los asuntos cuidadosamente.
en llevar
archivos, hacer gráficos y listas.
en analizar los
problemas que son demasiado difíciles
para otros.
ü Los
coléricos son mejores:
en desempeñar
trabajos que requieran decisiones rápidas.
en asuntos que
necesiten acción instantánea y logros.
en áreas que
demanden estricto control y autoridad.
ü Los
flemáticos son mejores:
en desempeñarse
como mediadores.
en situaciones
difíciles en que se necesite que alguien infunda calma.
en rutinas que a
otros les puede parecer aburridas.
Littauer
(Littauer, 1993, p.74) confiesa que de acuerdo a estos temperamentos realmente el
propósito de Dios era lograr que todos no fuéramos de una misma manera, porque
en el caso de que fuésemos sólo sanguíneos disfrutaríamos mucho de la vida,
pero nunca nos organizaríamos. Si todos fuésemos líderes coléricos, no quedaría
nadie para cumplir las órdenes. Si fuésemos melancólicos nos acabaría el querer
ser perfeccionistas, y como las cosas no siempre saldrían bien, viviríamos deprimidos.
Y los flemáticos son personas que proveen estabilidad y equilibrio a las
emociones de los otros tres temperamentos, pero si fuéramos así nadie lideraría
y organizaría las cosas.
Es
sobreentendido que somos personas diferentes, pero ya vemos que no son tantas las
diferencias, cada uno de nosotros está representado bajo alguno de estos
temperamentos, específicamente dos. Resulta que cada persona combina por lo
general dos de estos temperamentos. Lo que interesará al lector será reconocer
el temperamento que tiene para entenderse y entender a los demás y evitar en
todo momento llegar al extremo en alguno de sus temperamentos ¿Por qué?
Porque el
melancólico al extremo, por su manera analítica y profunda se convierte en una
persona deprimida, el liderazgo del colérico llevado al extremo se vuelve
mandón autoritario y manipulador. Lo tranquilo del flemático a un extremo puede
percibirse como perezoso, indiferente e indeciso. El sanguíneo llevado al
extremo resulta en una persona que habla constantemente, monopoliza la
conversión e interrumpe a otros (Littauer, 1993, p. 89).
La autora
refiere que cualquier temperamento llevado al extremo no traerá buenos
resultados. Es así como este texto sobre la personalidad y estilos de
temperamentos nos puede ayudar a mejorar el propio temperamento y comprender
los temperamentos de los demás.
“El
conocimiento de los temperamentos puede ayudar a cada uno de nosotros a
comportarnos mejor en situaciones sociales; nos puede ayudar a conversar de la
manera más apropiada en cada uno de ellos, además agrada a las personas cuando
se puede manejar la comunicación de acuerdo a los participantes; también nos
puede ayudar a entender los aspectos positivos y los negativos de otras
personas”. (Littauer, 1993, p.185).
En resumen,
hemos de sentirnos contentos y privilegiados por tener la combinación perfecta de
temperamento debido a que gracias a él podemos mantener nuestros propósitos de
forma más equilibrada, entendiendo el observador que soy y el por qué soy de
determinada manera, al igual que nos conduce a comprender a otros facilitando
las relaciones y el entendimiento de las respuestas o comportamientos de las personas..
Gracias al conocer nuestro temperamento nos abre las puertas para el entendimiento y el respeto mutuo, no sólo podemos conocer las diferencias entre nosotros, sino aprender a disfrutarlas y ser complementarios entre unos y otros. Como expresa Littauer (1993, p. 89), “en cada uno de nosotros hay cosas buenas y malas – rasgos que producen reacciones negativas en las demás personas. Con frecuencia las mismas características pueden ser una ventaja y al mismo tiempo una desventaja, y muchas características positivas llevadas al extremo llegan a ser negativas”.
En la realidad
no es tan sencillo, sino recordemos cuántos de ustedes no se han desesperados
un poco cuando alguien se toma el tiempo para decidir o pensar una respuesta, o
a quienes les ha molestado la algarabía de otros, también ocurre cuando algunos
sólo hablan de sus problemas y se sienten deprimidos… en nuestra cotidianidad
observamos actitudes y acciones que no entendemos por tener otro temperamento,
no obstante al conocerlos te hará percibir de manera muy diferente a la otra
persona, que incluso puede ser un hermano, padres, amigos, etc.
Lo importante
de conocer el temperamento que nos caracteriza es asumir acciones que neutralicen
aquellas actitudes que no nos favorecen, si resultas Ser una persona melancólica
y lo normal es que hables como te estas sintiendo, lo bueno será comenzar a
hacerte consiente en cada conversación y tomar las riendas de lo que dices y
procurar bajar las ideas que lleven a hablar de depresión.
Esta teoría de temperamentos
fue originada por Hipócrates, actualmente la conocemos por LaHaye y, Littauer, ha sido uno de los que ha marcado
este tipo de trabajo sobre conocer los temperamentos para enriquecer nuestra
personalidad.
Fuente:
Littauer, F. (1993). Enriquezca su personalidad. Cómo entender a los demás por
entenderte a ti mismo. Miami: Unilit.
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