viernes, 29 de enero de 2016

Entender a los demás desde nuestro temperamento

“Cuando sepamos quiénes somos y por qué obramos como lo hacemos, podemos empezar a comprender nuestro verdadero yo, mejorar nuestra personalidad, y aprender cómo llevarnos bien con los demás” (Littauer, 1993, p.13)

Conocer sobre los temperamentos te permite cambiar el tipo de observador que eres, y lo mejor es tener la oportunidad de cambiar el tipo de observador en el que nos hemos convertido porque no existe una única realidad ni una única forma de ser. Lo cierto es que cada persona tiene su propia realidad y nos complementamos cuando apoyamos otras realidades, es decir, cuando asumimos o compartimos la realidad que queremos, pero qué pasa cuando no compartirnos el mismo temperamento.

Lo mismo ocurre con los temperamentos, no existe un único temperamento, comprender sus características y lo que encierran cada uno de ellos te aliviará y te ayudará a conocer a los demás, incluso es un principio para entenderte más a ti mismo, con el propósito de mejorar cualquier actitud que te esté perjudicando. 

“Conocer los temperamentos es el primer paso hacia entender a las personas. Si no podemos ver las diferencias innatas en otras personas y aceptarlas tal cual son, pensaremos que todos los que no son como nosotros son algo raro” (Littauer, 1993, p.73)

Florence Littauer (1993, p. 180), en su texto Enriquezca su personalidad describe cuatro tipos de temperamentos: los sanguíneos, melancólicos, coléricos y flemáticos. Cada uno de ellos describe tanto el carácter, como nuestro tipo de respuesta y hasta nuestra forma de actuar. Un ejemplo sería que las personas del tipo colérico tienden a tomar decisiones más rápidas y se desempeñan mejor cuando tienen liderazgo, por el control y la autoridad que los representa. A continuación un resumen de algunas de las características que describen cada temperamento:

ü  Los sanguíneos son mejores:
en su manera de tratar entusiastamente a otras personas.
en expresar sus pensamientos con entusiasmo.
en tomar posiciones que atraigan la atención de otros.
ü  Los melancólicos son mejores:
en poner atención en detalles y pensar los asuntos cuidadosamente.
en llevar archivos, hacer gráficos y listas.
en analizar los problemas  que son demasiado difíciles para otros.
ü  Los coléricos son mejores:
en desempeñar trabajos que requieran decisiones rápidas.
en asuntos que necesiten acción instantánea y logros.
en áreas que demanden estricto control y autoridad.
ü  Los flemáticos son mejores:
en desempeñarse como mediadores.
en situaciones difíciles en que se necesite que alguien infunda calma.
en rutinas que a otros les puede parecer aburridas.

Littauer (Littauer, 1993, p.74) confiesa que de acuerdo a estos temperamentos realmente el propósito de Dios era lograr que todos no fuéramos de una misma manera, porque en el caso de que fuésemos sólo sanguíneos disfrutaríamos mucho de la vida, pero nunca nos organizaríamos. Si todos fuésemos líderes coléricos, no quedaría nadie para cumplir las órdenes. Si fuésemos melancólicos nos acabaría el querer ser perfeccionistas, y como las cosas no siempre saldrían bien, viviríamos deprimidos. Y los flemáticos son personas que proveen estabilidad y equilibrio a las emociones de los otros tres temperamentos, pero si fuéramos así nadie lideraría y organizaría las cosas.

Es sobreentendido que somos personas diferentes, pero ya vemos que no son tantas las diferencias, cada uno de nosotros está representado bajo alguno de estos temperamentos, específicamente dos. Resulta que cada persona combina por lo general dos de estos temperamentos. Lo que interesará al lector será reconocer el temperamento que tiene para entenderse y entender a los demás y evitar en todo momento llegar al extremo en alguno de sus temperamentos ¿Por qué?

Porque el melancólico al extremo, por su manera analítica y profunda se convierte en una persona deprimida, el liderazgo del colérico llevado al extremo se vuelve mandón autoritario y manipulador. Lo tranquilo del flemático a un extremo puede percibirse como perezoso, indiferente e indeciso. El sanguíneo llevado al extremo resulta en una persona que habla constantemente, monopoliza la conversión e interrumpe a otros (Littauer, 1993, p. 89).

La autora refiere que cualquier temperamento llevado al extremo no traerá buenos resultados. Es así como este texto sobre la personalidad y estilos de temperamentos nos puede ayudar a mejorar el propio temperamento y comprender los temperamentos de los demás.

“El conocimiento de los temperamentos puede ayudar a cada uno de nosotros a comportarnos mejor en situaciones sociales; nos puede ayudar a conversar de la manera más apropiada en cada uno de ellos, además agrada a las personas cuando se puede manejar la comunicación de acuerdo a los participantes; también nos puede ayudar a entender los aspectos positivos y los negativos de otras personas”. (Littauer, 1993, p.185).

En resumen, hemos de sentirnos contentos y privilegiados por tener la combinación perfecta de temperamento debido a que gracias a él podemos mantener nuestros propósitos de forma más equilibrada, entendiendo el observador que soy y el por qué soy de determinada manera, al igual que nos conduce a comprender a otros facilitando las relaciones y el entendimiento de las respuestas o comportamientos de las personas..

Gracias al conocer nuestro temperamento nos abre las puertas para el entendimiento y el respeto mutuo, no sólo podemos conocer las diferencias entre nosotros, sino aprender a disfrutarlas y ser complementarios entre unos y otros. Como expresa Littauer (1993, p. 89), “en cada uno de nosotros hay cosas buenas y malas – rasgos que producen reacciones negativas en las demás personas. Con frecuencia las mismas características pueden ser una ventaja y al mismo tiempo una desventaja, y muchas características positivas llevadas al extremo llegan a ser negativas”.

En la realidad no es tan sencillo, sino recordemos cuántos de ustedes no se han desesperados un poco cuando alguien se toma el tiempo para decidir o pensar una respuesta, o a quienes les ha molestado la algarabía de otros, también ocurre cuando algunos sólo hablan de sus problemas y se sienten deprimidos… en nuestra cotidianidad observamos actitudes y acciones que no entendemos por tener otro temperamento, no obstante al conocerlos te hará percibir de manera muy diferente a la otra persona, que incluso puede ser un hermano, padres, amigos, etc.

Lo importante de conocer el temperamento que nos caracteriza es asumir acciones que neutralicen aquellas actitudes que no nos favorecen, si resultas Ser una persona melancólica y lo normal es que hables como te estas sintiendo, lo bueno será comenzar a hacerte consiente en cada conversación y tomar las riendas de lo que dices y procurar bajar las ideas que lleven a hablar de depresión.

Esta teoría de temperamentos fue originada por Hipócrates, actualmente la conocemos por LaHaye y, Littauer, ha sido uno de los que ha marcado este tipo de trabajo sobre conocer los temperamentos para enriquecer nuestra personalidad.

Fuente: Littauer, F. (1993). Enriquezca su personalidad. Cómo entender a los demás por entenderte a ti mismo. Miami: Unilit. 

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